sábado, 26 de noviembre de 2011

COMENTARIO DE FOTOGRAFÍA

No dejes que los niños crezcan viendo y oyendo cosas de adultos.
Háblales, cuéntales historias que les interesen y les hagan feliz.
Somos un referente para ellos, aprenden imitándonos, ¿por qué no les contamos las cosas bonitas del mundo y que ellos utilicen también su imaginación?

viernes, 25 de noviembre de 2011

LA RATITA PRESUMIDA (Cuento tradicional)

Erase una vez, una ratita que era muy presumida.
Un día la ratita estaba barriendo su casita, cuando de repente en el suelo encontró algo que brillaba era... una moneda de oro.

La ratita la recogió del suelo y se puso a pensar qué se compraría con la moneda.

“Ya sé, me compraré caramelos... ¡uy! no, me dolerán los dientes. Pues me comprare pasteles... no, me dolerá la barriguita. Ya sé, me compraré un lacito de color rojo para mi rabito.”

La ratita se guardó su moneda en el bolsillo y se fue al mercado. Una vez en el mercado le pidió al tendero un trozo de su mejor cinta roja. La compró y volvió a su casita.

Al día siguiente cuando la ratita presumida se levantó se puso su lacito en la colita y salió al balcón de su casa. En eso que aparece un gallo y le dice:

“Ratita, ratita que bonita estás, ¿te quieres casar conmigo?”.

Y la ratita le respondió: “No sé, no sé, ¿haber como cantas?”

Y el gallo le dice: “quiquiriquí”. “Ay no, no, contigo no me casaré, me asusto.

Se fue el gallo y apareció un perro. “Ratita, ratita que bonita estás, ¿te quieres casar conmigo?”. Y la ratita le dijo: “No sé, no sé, ¿ como cantas?“Guau, guau”. dijo el perro. “Ay no, contigo no me casaré me asusto”.

Se fue el perro y apareció un cerdo. “Ratita, ratita tú que eres tan bonita, ¿te quieres casar conmigo?”. Y la ratita le dijo: “No sé, no sé, ¿y tú que ruido haces?”. “Oink, oink”. “Ay no, contigo no me casaré que ese ruido me asusta”.

El cerdo desaparece por donde vino y llega un gato blanco, y le dice a la ratita: “Ratita, ratita tú que eres tan bonita ¿te quieres casar conmigo?”. Y la ratita le dijo: “No sé, no sé, ¿y tú qué ruido haces por las noches?”. Y el gatito con voz suave y dulce le dice: “Miau, miau”. “Ay no, me asusto.
Se fue el gato y viene un pato: Ratita, ratita que bonita estás, ¿te quieres casar conmigo? Y la ratita le dijo: "No sé, no sé, haber como hablas? y el pato dijo "Cuac, Cuac, - No, no dijo la ratita me asusto.

Entonces apareció un ratoncito y al ver a la ratoncita le dijo: ratita, ratita que bonita estas con tu lazo, te quieres casar conmigo, La ratoncita muy impresionada le dijo muy suavemente: a ver, ¿como cantas? y el ratoncito dijo: iiiiiiiii, Ay si, dijo la coqueta ratoncita me gusta, me casaré contigo.
Y la boda se realizó, y ¡los ratoncitos vivieron felices ¡



lunes, 21 de noviembre de 2011

EL PATITO FEO (Cuento tradicional)

Como cada verano, a la Señora Pata le dio por empollar y todas sus amigas del corral estaban deseosas de ver a sus patitos, que siempre eran los más guapos de todos. 
    Llegó el día en que los patitos comenzaron a abrir los huevos poco a poco y todos se congregaron ante el nido para verles por primera vez.
    Uno a uno fueron saliendo hasta seis preciosos patitos, cada uno acompañado por los gritos de alborozo de la Señora Pata y de sus amigas. Tan contentas estaban que tardaron un poco en darse cuenta de que un huevo, el más grande de los siete, aún no se había abierto.
    Todos concentraron su atención en el huevo que permanecía intacto, incluso los patitos recién nacidos, esperando ver algún signo de movimiento.
    Al poco, el huevo comenzó a romperse y de él salió un sonriente pato, más grande que sus hermanos, pero ¡oh, sorpresa!, muchísimo más feo y desgarbado que los otros seis...
    La Señora Pata se moría de vergüenza por haber tenido un patito tan feísimo y le apartó con el ala mientras prestaba atención a los otros seis.
    El patito se quedó tristísimo porque se empezó a dar cuenta de que allí no le querían...
    Pasaron los días y su aspecto no mejoraba, al contrario, empeoraba, pues crecía muy rápido y era flacucho y desgarbado, además de bastante torpe el pobrecito.
    Sus hermanos le jugaban pesadas bromas y se reían constantemente de él llamándole feo y torpe.
    El patito decidió que debía buscar un lugar donde pudiese encontrar amigos que de verdad le quisieran a pesar de su desastroso aspecto y una mañana muy temprano, antes de que se levantase el granjero, huyó por un agujero del cercado.

         Así llegó a otra granja, donde una vieja le recogió y el patito feo creyó que había encontrado un sitio donde por fin le querrían y cuidarían, pero se equivocó también, porque la vieja era mala y sólo quería que el pobre patito le sirviera de primer plato. También se fue de aquí corriendo.
    Llegó el invierno y el patito feo casi se muere de hambre pues tuvo que buscar comida entre el hielo y la nieve y tuvo que huir de cazadores que pretendían dispararle.
    Al fin llegó la primavera y el patito pasó por un estanque donde encontró las aves más bellas que jamás había visto hasta entonces. Eran elegantes, gráciles y se movían con tanta distinción que se sintió totalmente acomplejado porque él era muy torpe. De todas formas, como no tenía nada que perder se acercó a ellas y les preguntó si podía bañarse también.
    Los cisnes, pues eran cisnes las aves que el patito vio en el estanque, le respondieron:
- ¡Claro que sí, eres uno de los nuestros!
    A lo que el patito respondió:
-¡No os burléis de mí!. Ya sé que soy feo y desgarbado, pero no deberíais reír por eso...
- Mira tu reflejo en el estanque -le dijeron ellos- y verás cómo no te mentimos.
    El patito se introdujo incrédulo en el agua transparente y lo que vio le dejó maravillado. ¡Durante el largo invierno se había transformado en un precioso cisne!. Aquel patito feo y desgarbado era ahora el cisne más blanco y elegante de todos cuantos había en el estanque.
    Así fue como el patito feo se unió a los suyos y vivió feliz para siempre.

http://www.youtube.com/watch?v=_Sxean7YjiY

EL LOBO Y LOS 7 CABRITILLOS (Cuento tradicional)

Era una cabra que tenía siete cabritos. Un día llamó a sus hijos y les dijo:
   - Voy al bosque a buscar comida para vosotros. No abráis la puerta a nadie. Tened cuidado con el lobo; tiene la voz ronca y las patas negras. Es malo y querrá engañaros.
   Los cabritos prometieron no abrir a nadie y la cabra salió. Al poco rato llamaron:
   ¡Tan! ¡Tan! Abrid, hijos míos, que soy vuestra madre.
   - No. No queremos abrirte. Tienes la voz muy ronca. Tú no eres nuestra madre, eres el lobo.
   El lobo se marchó enfadado, pero no dijo nada. Fue a un corral y se comió una docena de huevos crudos para que se le afinara la voz.
   Volvió a casa de los cabritos y llamó.
   ¡Tan! ¡Tan! Abrid, hijos míos, que soy vuestra madre - dijo con una voz muy fina.
   - Enséñanos la pata.
   El lobo levantó la pata y los cabritos al verla dijeron:
   -No. No queremos abrirte. Tienes la pata negra. Nuestra madre la tiene blanca. Eres el lobo.
   El lobo se marchó furioso, pero tampoco dijo nada, fue al molino metió la pata en un saco de harina y volvió a casa de los cabritos.
   ¡Tan! ¡Tan¡ Abrid hijos míos, que soy vuestra madre.
   Los cabritos gritaron:
   - Enséñanos primero la pata.
   El lobo levantó la pata y cuando vieron que era blanca, como la de su madre, abrieron la puerta.
   Al ver al lobo corrieron a esconderse, muy asustados. Pero el lobo, que era más fuerte, se abalanzó sobre ellos y se los fue tragando a todos de un bocado. A todos, menos al más chiquitín que se metió en la caja del reloj y no lo encontró.
   Cuando la cabra llegó a casa vio la puerta abierta. Entró y todas las cosas estaban revueltas y tiradas por el suelo. Empezó a llamar a sus hijos y a buscarlos, pero no los encontró por ninguna parte.
   De pronto salió el chiquitín de su escondite y le contó a su madre que el lobo había engañado a sus hermanos y se los había comido.
   La cabra cogió unas tijeras, hilo y aguja, y salió de casa llorando. El cabrito chiquitín la seguía.
   Cuando llegaron al prado vieron al lobo tumbado a la orilla del río. Estaba dormido y roncaba. La cabra se acercó despacio y vio que tenía la barriga muy abultada. Sacó las tijeras y se la abrió de arriba abajo. Los cabritos salieron saltando.
   En seguida, la cabra cogió piedras y volvió a llenar la barriga del lobo. Después la cosió con la aguja y el hilo.
   Y cogiendo a sus hijos marchó
 a casa con ellos, muy de prisa, para llegar antes de que se despertase el lobo.
   Cuando el lobo se despertó tenía mucha sed y se levantó para beber agua. Pero las piedras le pesaban tanto que rodó y, cayéndose al río, se ahogó.

http://www.youtube.com/watch?v=d0rWPC98eLs

CAPERUCITA ROJA (Cuento tradicional)

Había una vez una niña muy bonita. Su madre le había hecho una capa roja y la muchachita la llevaba tan a menudo que todo el mundo la llamaba Caperucita Roja.
    Un día, su madre le pidió que llevase unos pasteles a su abuela que vivía al otro lado del bosque, recomendándole que no se entretuviese por el camino, pues cruzar el bosque era muy peligroso, ya que siempre andaba acechando por allí el lobo.
    Caperucita Roja recogió la cesta con los pasteles y se puso en camino. La niña tenía que atravesar el bosque para llegar a casa de la Abuelita, pero no le daba miedo porque allí siempre se encontraba con muchos amigos: los pájaros, las ardillas...
    De repente vio al lobo, que era enorme, delante de ella.
- ¿A dónde vas, niña?- le preguntó el lobo con su voz ronca.
- A casa de mi Abuelita- le dijo Caperucita.
- No está lejos- pensó el lobo para sí, dándose media vuelta.
    Caperucita puso su cesta en la hierba y se entretuvo cogiendo flores: - El lobo se ha ido -pensó-, no tengo nada que temer. La abuela se pondrá muy contenta cuando le lleve un hermoso ramo de flores además de los pasteles.
    Mientras tanto, el lobo se fue a casa de la Abuelita, llamó suavemente a la puerta y la anciana le abrió pensando que era Caperucita. Un cazador que pasaba por allí había observado la llegada del lobo.
    El lobo devoró a la Abuelita y se puso el gorro rosa de la desdichada, se metió en la cama y cerró los ojos. No tuvo que esperar mucho, pues Caperucita Roja llegó enseguida, toda contenta.
    La niña se acercó a la cama y vio que su abuela estaba muy cambiada.
- Abuelita, abuelita, ¡qué ojos más grandes tienes!
- Son para verte mejor- dijo el lobo tratando de imitar la voz de la abuela.
- Abuelita, abuelita, ¡qué orejas más grandes tienes!
- Son para oírte mejor- siguió diciendo el lobo.
- Abuelita, abuelita, ¡qué dientes más grandes tienes!
- Son para...¡comerte mejoooor!- y diciendo esto, el lobo malvado se abalanzó sobre la niñita y la devoró, lo mismo que había hecho con la abuelita.
    Mientras tanto, el cazador se había quedado preocupado y creyendo adivinar las malas intenciones del lobo, decidió echar un vistazo a ver si todo iba bien en la casa de la Abuelita. Pidió ayuda a un segador y los dos juntos llegaron al lugar. Vieron la puerta de la casa abierta y al lobo tumbado en la cama, dormido de tan harto que estaba.
    El cazador sacó su cuchillo y rajó el vientre del lobo. La Abuelita y Caperucita estaban allí, ¡vivas!.
    Para castigar al lobo malo, el cazador le llenó el vientre de piedras y luego lo volvió a cerrar. Cuando el lobo despertó de su pesado sueño, sintió muchísima sed y se dirigió a un estanque próximo para beber. Como las piedras pesaban mucho, cayó en el estanque de cabeza y se ahogó.     
    En cuanto a Caperucita y su abuela, no sufrieron más que un gran susto, pero Caperucita Roja había aprendido la lección. Prometió a su Abuelita no hablar con ningún desconocido que se encontrara en el camino. De ahora en adelante, seguiría las juiciosas recomendaciones de su Abuelita y de su Mamá.

http://www.youtube.com/watch?v=QcFsAzYagkg



LOS 3 CERDITOS Y EL LOBO (Cuento tradicional)

En el corazón del bosque vivían tres cerditos que eran hermanos.
El lobo siempre andaba persiguiéndoles para comérselos.
Para escapar del lobo, los cerditos decidieron hacerse una casa. El pequeño la hizo de paja, para acabar antes y poder irse a jugar.
El mediano construyó una casita de madera. Al ver que su hermano pequeño había terminado ya, se dio prisa para irse a jugar con él.
El mayor trabajaba en su casa de ladrillo.
- Ya veréis lo que hace el lobo con vuestras casas- riñó a sus hermanos mientras éstos se lo pasaban en grande.
El lobo salió detrás del cerdito pequeño y él corrió hasta su casita de paja, pero el lobo sopló y sopló y la casita de paja derrumbó.
El lobo persiguió también al cerdito por el bosque, que corrió a refugiarse en casa de su hermano mediano. Pero el lobo sopló y sopló y la casita de madera derribó. Los dos cerditos salieron pitando de allí.
Casi sin aliento, con el lobo pegado a sus talones, llegaron a la casa del hermano mayor.
Los tres se metieron dentro y cerraron bien todas las puertas y ventanas. El lobo se puso a dar vueltas a la casa, buscando algún sitio por el que entrar. Con una escalera larguísima trepó hasta el tejado, para colarse por la chimenea. Pero el cerdito mayor puso al fuego una olla con agua. El lobo comilón descendió por el interior de la chimenea, pero cayó sobre el agua hirviendo y se escaldó.
Escapó de allí dando unos terribles aullidos que se oyeron en todo el bosque.

Se cuenta que nunca jamás quiso comer cerditos.

http://www.youtube.com/watch?v=JXoAmDDPZz4

miércoles, 16 de noviembre de 2011

LA ESTRELLA MÁGICA

Carla es  una estrella como las demás. Vive en el cielo con su familia.
Carla luce por las noches y duerme por el día.
Está muy contenta en su mundo y ¡hasta conoce a la luna!
Una noche en la que estaba jugando con sus hermanitas oyó que en la tierra un niño recién nacido lloraba. Se extrañó porque muchos niños nacen por la noche y ninguno le había hecho la misma sensación que aquel bebé regordete.
Le preguntó a su mamá lo que le pasaba a ese niño pero su madre no supo contestarle.
Ante el llanto de Carlos, que así se llamaba el niño, Carla decidió acercarse a la tierra para informarse.
Entró en la habitación del hospital y vio que Carlos estaba malito. Sus padres estaban muy tristes y Carla también se puso triste.
Pero cuando la estrella Carla, sin que la viesen, estaba al lado del bebé, éste milagrosamente se clamaba. Por este motivo todas las noches Carla bajaba a ver Carlos.
Pasaron los años y sin que faltase Carla nunca a su cita una noche el niño le dijo: “hola”
Carla se sorprendió porque no sabía que el niño la podía ver.
Carlos le dijo: “se que has estado conmigo desde el primer día pero como no sabía hablar no te podía decir nada pero te notaba”.
La estrella le miraba fijamente mientras Carlos continuaba: “me has ayudado mucho porque cuando todos dormían eras quien me acompañaba y jugaba conmigo”. 
Tenía tantas ganas de verte y estar contigo que hice todo lo que me decían mis papás y los doctores y ya estoy bueno. Sé que es gracias a ti y a tu calor que me arropaba me he curado.
A Carla se le saltaban las lágrimas.
Carlos con miedo le decía: ahora que estoy sanado ¿vas a seguir bajando a verme? Podremos jugar juntos.
Carla le dijo: ¡claro que sí! Nosotras las estrellas velamos por vuestros sueños, cuando tengas miedo piensa en que yo estoy contigo y se te pasará, cuando sientas soledad sabes que yo estoy ahí. ¡No te voy a dejar nunca!

De este modo la estrella Carla y Carlos estarían siempre juntos aunque sólo se pudiesen ver un ratito hasta que Carlos se dormía. Porque todos tenemos una estrella mágica que nos cuida.

domingo, 13 de noviembre de 2011

Una vivencia muy personal

Nueve meses de ilusionada espera que se desvanecen en un segundo, el segundo en el que te enseñan a tu hijo y ves que no es lo perfecto que esperabas. Pasan por tu cabeza miles de pensamientos, pero la realidad es que está ahí, ya lo puedes ver, besar y abrazar y en ese mismo momento la fuerza viene a ti y vas a luchar por su felicidad.

Lo primero que se hace es buscar información, pero ¿dónde? Se releen las revistas que habías comprado durante el embarazo donde todo lo que te enseñaban era bello, pero ninguna de ellas te habla de este problema, de tu problema.

Buscas información en otros medios como Internet, y esto es lo peor que se puede hacer. Todos sabemos que las primeras páginas que ofrecen al mirar en un buscador, no es que sean más fiables, sino que son las más visitadas. Por lo que muchas veces aparece documentación negativa que te obsesiona y te hacer ver las cosas peor de lo que son.

Entre tanto tú ya estás con tu hijo en casa, dándole el pecho, cambiándole los pañales… y no quieres que a él le afecte tu preocupación; una preocupación entendible y lógica cada vez más, por esta sociedad tan competitiva en la que nos estamos convirtiendo. Pero en tu interior sabes que vas a hacer todo lo que esté en tus manos para tu hijo no sufra y viva una vida plenamente feliz como cualquier otro niño sano del mundo.

Por fin un día alguien te dice: “yo conozco a una persona que le pasa lo mismo” y tiene solución. Es ahí cuando se te abre el cielo y empiezas a localizar a esa persona, que a su vez te lleva a otro caso. Y al final acudes a un especialista que lo primero que hace es regañarte por haber mirado en Internet y lo segundo es comentarte realmente la situación de tu caso y lo que se debería hacer. Es cuando tú decides confiar en el especialista y afrontar la situación.

Esta situación en mi caso es una microtia, una malformación en un oído. Ya sé que dentro de todo lo que puede pasar es lo mínimo, pero no por ello ha sido menos preocupante para mí hasta saber toda la información y ver que no venía derivado de cualquier otro problema.

La microtia es una frecuente malformación que pude afectar a un oído (unilateral) o a los dos (bilateral). Generalmente el oído interno está bien y son el medio y el externo los que no están del todo formados.

Lo primero que hay que hacer y guiado siempre por tu pediatra, es descartar otras posibles alteraciones como en los riñones, corazón, cerebro… y ver mediante potenciales evocados auditivos si el otro oído (supuestamente bueno) está bien, en caso de  microtia unilateral; por lo que si oye, puedes estar tranquila ya que la vida de tu hijo va a ser normal.

Si por el contrario no pasase esta prueba, se tendrían que ver otras soluciones como los implantes cocleares, para ello deberá ir a un especialista en otorrinolaringología que estudiará su caso en particular y decidirá lo mejor para su bebé.

Aunque es inevitable en estos casos, hay que tratar de no alarmarse ante cualquier anomalía, sino que hay que buscar la mejor solución y ser optimista ya que hay muchos avances médicos en estos momentos.